sábado, 19 de junio de 2010

pensando el voz alta: propaganda, coparticipación y public choice

Quisiera hablar sobre dos temas. El primero me interesa particularmente y el otro que esta en boga hace un par de años: la publicidad/propaganda gubernamental (y sus excesos) y los problemas con la coparticipación de fondos.
No sé demasiado sobre estas cuestiones pero creo, a primera vista, que ambas se pueden explicar desde el public choice (teoria de la que, por cierto, no soy fanático). Partiría, entonces, desde la llamada "Tragedia Hobbesiana":

Whatsoever therefore is consequent to a time of Warre, where every man is Enemy to every man; the same is consequent to the time, wherein men live without other security, than their own strenght. In such condition, there is no place for Industry; because the fruit thereof is uncertain: and consequently no Culture of the Earth, no Navigation, nor use of the commodities that me be imported by Sea; no commoduious Building; no Instruments of moving and removing such things as require much force (...)


Esta "tragedia" ocurre, entonces, como explica Hobbes, cuando no se designan derechos de propiedad (entendidos como poder de veto) sobre 1) la fuente de los beneficios y 2)los beneficios que cada uno pueda extraer. Así, por ejemplo habría una "tragedia hobbesiana" sobre un manzano si cualquiera puede tomar frutos de este pero nada garantiza el provecho del fruto pues nadie tendría la obligación de abstenerse de quitárselo a quien lo obtenga. Si esto sucede, se dará una sub-inversión puesto que las partes no tienen incentivos a invertir eficientemente por el riesgo de no obtener beneficios de esta inversión:¿por qué voy a cuidar al manzano si cualquier otro podría cuidarlo y si aún si lo cuidara yo, cualquier otro podría tomar las manzanas? ¿Para qué me voy a trepar para tomar las manzanas si puede venir cualquiera a quitarmelas antes de que me las coma?

Las posibles soluciones a este problema son dos:
a) Designar derechos de propiedad individuales: Pedro tiene poder de veto sobre el manzano y sobre las manzanas y decide que se hace/deja de hacer con ellos.
b) Designar derechos de propiedad colectivos: Juan tiene poder de veto sobre las manzanas esta semana, Ramiro la semana que viene y Pedro la otra.

Cuando tenemos una estructura federal de gobierno defectuosa, uno podría decir, a primera vista y desde una optica de public choice, que se da el mismo problema: no están designados(al menos, con claridad) los derechos de propiedad sobre 1) los distintos distritos electorales y 2) sobre los votos.
Imaginemos el siguiente escenario: tenemos un partido político K en el gob. nacional, uno S en el provincial y uno J en el municipal en el momento 1. En el momento 2, los partidos políticos K, S y J podrían competir por cualquiera de los tres gobiernos. En este escenario, los tres tendrán incentivos a sub-invertir sobre todos los distritos electorales por el riesgo de que esa inversión cause beneficios a los partidos políticos contrarios en las próximas elecciones. Por ejemplo, K. no querrá invertir en el municipio por el riesgo de que esto le de mayores votos en la elección próxima a S o a J y lo mismo sucedería con el resto. Igual que con las manzanas, cualquiera de los tres podría preguntarse ¿para qué voy a invertir en este distrito si cualquiera de los otros dos gobiernos puede invertir aquí y aún si yo lo hiciera, nada me garantizaría que esto no sea para provecho de ellos?

Sin embargo, no creo que sea la sub-inversión el problema que aqueja a la Argentina. Por diversas razones que van desde la ideología del gobierno nacional actual hasta ciertas lógicas de la democracia (para seguir con el public choice) tenemos, por lo general, un gasto público importante. ¿cómo es posible que esto coexista con nuestra "tragedia hobbesiana"?
Precisamente por la propaganda política. La propaganda permite que cada gobierno (nacional, provincial o municipal) se asigne (ciertos) derechos de propiedad sobre los resultados de su inversión (i.e. 2)). Así, por ejemplo, el gobierno nacional no tiene inconvenientes en crear un nuevo subte en la capital federal (acá) si puede dejarle en claro a todos, a través de la propaganda, que ha sido su obra y no la del gobierno municipal (basta con acercarse a las obras para ver el cartelerio excesivo).
En un país imaginario sin derechos de propiedad sobre 1) (i.e. donde los tres gobiernos pueden invertir sobre el municipio, etc.) el gobierno nacional tendría, entonces, incentivos a invertir en cada distrito (si los gobiernos son de distintos signos políticos) a fin de competir con los otros partidos. A su vez, tendría incentivos a "retener" fondos a fin de ganar claramente esta competencia y dejarle en claro a los votantes que es la mejor opción para las próximas elecciones. Por esto, se vería claramente aventajado el gobierno nacional por su posibilidad de retener fondos. (Para que quede claro: si el gobierno municipal P esta construyendo un subte, le gobierno provincial o nacional le retendrá el dinero y construirá su propio subte más rápido, obteniendo una ventaja comparativa en la mirada de los votantes para la próxima elección). Me parece, a primera vista, que la diferencia de nuestro país con este país imaginario es sólo una cuestión de grado debido a la legislación poco clara sobre obligaciones de cada gobierno en los distintos distritos electorales.